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jueves, 15 de abril de 2010

alimentacion en la edad media



ALIMENTACIÓN EN LA EDAD MEDIA








¿Cómo se distribuían las comidas?



La sociedad medieval comía cerca de dos veces al día: almuerzo: cercano a la hora del mediodía y una merienda ligera. Los moralistas estaban en contra de romper la frontera entre la noche y el día con una comida tal y como el desayuno, y de esta forma los miembros de algunas comunidades religiosas lo evitaron. El desayuno era, por razones prácticas, elaborado para muchos trabajadores, niños, mujeres y enfermos, siempre a horas muy tempranas. Las cenas a altas horas de la noche y los banquetes en los que solía haber considerables cantidades de alcohol eran considerados inmorales. Las comidas de rango menor y los aperitivos eran muy comunes (a pesar de no estar bien vistos por la Iglesia), de esta forma los trabajadores recibían el permiso de sus patronos para la compra de comida para ser ingerida durante las paradas de trabajo

Los ingredientes más comunes

Los ingredientes más comunes de la cocina medieval europea en aquellos tiempos eran el agraz, vino y vinagre

Estos ingredientes se combinaban extensamente con azúcar para dar a muchos platos un sabor distintivo y en la mayor parte de las veces agridulce. Las carnes más populares eran el cerdo y el pollo, mientras que la ternera era muy poco común, en comparación con la actualidad. El bacalao y el arenque formaban parte de los ingredientes de pescados más habituales, sobre todo en la Europa del norte, pero sin embargo existía una amplia variedad de consumo de pescado fresco. Es de destacar el uso de la leche de almendras, en sus variantes tanto dulces como amargas, siendo el alimento más empleado en los platos que debía haber leche, tales como sopas, estofados y salsas. La leche de almendras sobre todo muy popular durante la Cuaresma y los días de ayuno liguero. A aunque también se utilizaba los cereales las frutas y verduras….etc.



Dulces y postres

El azúcar era un producto muy caro en la edad media, y el consumo era por lo tanto muy moderado. La caña de azúcar podía ser cultivada en las partes más del sur de Europa y la remolacha de azúcar estuvo ausente durante varios siglos más.

El edulcorante más común era la miel, también frutas secas y los mostos de uva .Para las clases más favorecidas existía el mazapán y los anillos de naranja secos (muy populares en Francia e Italia desde el siglo XIV). Se empleaban algunos tipos de caramelos, servidos generalmente tras las comidas mints. Para aquellos que no podían recolectar el azúcar o la miel, existía la posibilidad de las chirivias y los nabos como fuentes alternativas y viables de edulcorar ciertos platos.



RECETAS :

1--La receta es del Maestro Martino y ha sido sacada del Libro de arte coquinaria primo recetario del siglo XV, escrito en vulgo (especie de formas lingüísticas usadas por los estratos menos cultos de un pueblo) conocido por nosotros y fechado alrededor del 1460. Sus recetas y su experiencia en un tratado completo y estructurado. El manuscrito original se conserva en la Biblioteca del Congreso de Washington.

2--Ravioles o Marubini a la Martino:

Ingredientes (para 4 personas):
2 litros de caldo de capón (pollo castrado que se ceba para comerlo) o gallina desgrasado con azafrán.

Para el Relleno: 200 g. de panceta natural, 2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen, 50 g. de caciottina (queso blando del centro de Italia) rallado, 400 g. de pechuga de capón o de faisán o de perdiz previamente cocida, se puede usar también la gallina, si se desea hacer el caldo con esta última, en vez de hacerlo con el capón, 1 cucharada de parmesano rallado, 2 yemas, hierbas cortadas (perejil, 4 o 5 hojas de mejorana (planta herbácea de flores olorosas, de la familia labiadas, usada en medicina como antiespasmódico. SIN: mayorana)), 2 clavos de olor en polvo, media cucharada rasa de jengibre fresco rallado, sal.

Para la Pasta: 400g. De harina, 4 huevos. Prepare un buen caldo de carne. Una vez listo, saque la carne que será llevada al horno, y las verduras. Desgráselo y friltrelo. Corte la panceta en cubitos, dórela en la sartén con el aceite, agréguele la pechuga de capón, faisán o de la carne que ha elegido, previamente cocida; muela la carne, agréguele las yemas, los quesos, la sal, las hierbas olorosas, el azafrán y los clavos de olor. Una bien todos los ingredientes y deje reposar la preparación por algunas horas, antes de usarlo.

Prepare la pasta con 400 g. de harina y 4 huevos. Estiré la masa bien delgada y corte tiras de más o menos 4 cm de ancho. Sobre las tiras ponga pocos de relleno, a una cierta distancia la una de la otra. Ponga sobre éstas, otra tira, cubriendo de esta manera el relleno, después presione bien con los dedos para que la masa no se abra.

Corte con un molde redondo y dentellado de más o menos 3 cm de diámetro, así forma cada rábiale. Lleve a ebullición el caldo, agregué el azafrán y deje en infusión hasta que el líquido adquiere el típico color oro. Coloque nuevamente a hervir el caldo y meta a cocer los ravioles. Están cocidos cuando suben a la superficie del caldo, para mayor seguridad pruebe uno antes de servirlos.


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